jueves, 27 de agosto de 2015

El arisco Universo no piensa de tres en tres

Se dice que las cosas van en ternas,
virtudes, maldades de tres en tres,
que los fallos se van a la tercera...
¿habrá si acaso simpleza más tierna
que creer que el devenir tiene interés
solamente en una cifra concreta?

Tiempo, oportunidades y palabras,
dicen que no vuelven una vez pasadas 
¿de ello, siquiera, algún mal se espera?
El terror al futuro es el que nos labra
en el presente arrugas pronunciadas
que al pasado dan forma de estela.

El tiempo ni va ni viene, está.
El camino no llena nuestras vidas
sino el caminar...
                         .... y al caminar
toda oportunidad sobrevenida
de una incierta tómbola es nacida,
cuyo premio no nos suele tocar...

Palabras que el viento lleva esparcidas
Al pozo del olvido se encaminan
donde mueren. Y si es así ¡qué mas da!

Paz, honestidad y esperanza.
Dicen que no las debemos perder
¿acaso se aconseja de las tres?
¿No son las palabras como lanzas
que silban ágiles al atardecer?
Arquero o presa ¿cuál es tu papel?

La paz no la quiero sin libertad,
que la quietud del esclavo
no será sino muerte..

A ti si que te alabo Honestidad, 
que aunque seas ardiente clavo
eres agarre fuerte...

Esperanza... ¿qué es tu debilidad
Que me tomas por tu esclavo
y tuya es mi suerte?

Agarrarse al clavo ardiendo
De una falaz esperanza
No alivia la brutal ansia
del temor al fruto incierto.

Quien persigue el acierto de su vida
destilándola en una sola palabra
conseguirá que su destino le abra
incitante una ventana suicida.

La realidad es arisca y compleja
como el monte de mi sierra querida
y solo quien soporta las heridas
puede al fin disfrutar de su aspereza.





martes, 18 de agosto de 2015

Del mar de Osuna nunca bebí

Allá por septiembre de 2006 me atrajo una presa, en el sentido cinegético de la palabra, que se ocultaba tras la máscara de Aguademar de Osuna (Sevilla) y tentaba al prójimo jugueteando con la imagen del mar y la luna. Cualquiera que esté al corriente de la geografía sevillana podrá hacerse una idea del latigazo semántico que esas tres palabras me produjeron, estando como estaba todavía dentro del largo verano hispalense: agua, mar, Osuna.

Una vez más hice sonar mi reclamo con la confesa intención de que callese en mis redes:

Agua dulce de las tierras de Osuna 
que al contacto con la piel de mi amada
salada y curiosa donde las haya
de mar se hizo, amor, de mar de luna.

Ella dio muestras de sentir mi trampa pero no se si acobardada por previos desengaños internautas, o por un novato exceso en sus expectativas (las mejores piezas te entran cuando todavía tiene uno el listón por las nubes) se zafó del lazo y huyó graznando epítetos tales como bandolero y loco y amenazándome con tirarme a un pozo. Muy propio de tierras de interior andaluzas. Le apunté con mi arma, corrí arriba la mira para compensar la distancia y, sin esperanza de acertar el tiro, le descerrojé la perdigonada que a continuación les muestro:

Por bandolero me tienen,
por bandolero me ahogo
que por besos de mi niña,
ay, me estoy volviendo loco

Loco de atar me dicen
y camino como un bobo.
Ella es de mis ojos la niña
y quiere tirarme a un pozo.

¿Por qué me niegas tu dicha,
por qué te vuelves tan cauta?
¿Te movieron mis versos a risa?
¿Qué te hizo tan sensata?

Déjate querer mi niña
que tu agua beba deja
dame de tu mar la vida,
no me tengas más en rejas.

Como suele decir mi amigo Antonio, una de las personas más inteligentes que conozco: ¡en fin!