No atina a comprender la
torpe razón
penas que vienen a la
chita callando,
golpes que llegan sin
apenas silbar,
tumbas que abrimos sin sudor
despacio.
¡Qué fácil el corazón se
nos salta!
¡Qué rápido descuidamos
la guardia
y prestos entregamos
nuestras armas
en humillante y total
rendición!
Atrás quedaron tiempos de
héroes
dando sus vidas por los
demás.
Atrás se olvidaron las
batallas
pagando la dignidad con
sangre.
Por alargar días mi vida
sin más batallar entrego
aquello que la hace
vivible,
la ya muy escasa
libertad.
Días, semanas, meses,
años,
poco tiempo, ¿a qué
precio?
Nuestra cobardía será
de los demás el sufrir.
Vivir no será vida.
Nacer para morir,
¡Ay! sin pena ni gloria,
hasta el último aliento.
Esos nuevos Dioses,
la Tierra e
Igualdad,
inmisericordes
nos aplastarán.
Mejor morir
que no vivir.
Mejor morir
que tener miedo.
Los esclavos
ni siquiera
dar la vida
ya podemos.
Cerrada
la verja
la vida
se acaba
Solo
queda
este
miedo.
Ya
es
el
Fin.