时间与爱
( El Tiempo y el Amor )
Erase una vez una pequeña isla en la cual vivían la alegría, la tristeza, el saber y el amor, así como otros sentimientos y emociones(1).
Un día estas criaturas escucharon decir que el islote estaba a punto de hundirse, por lo que todo el mundo fue a procurarse una embarcación pensando en abandonar la isla lo antes posible. Tan solo el amor decidió quedarse. Se empeñaba en aguantar hasta el último momento.
Pasado varios días, la islita de verdad empezó a hundirse lentamente. El amor también pensó en irse y se llegó hasta la orilla del mar a esperar. En ese instante justo la prosperidad pasaba por delante en un gran navío. El amor le pidió: "Señora prosperidad, ¿podrías llevarme contigo?" La prosperidad contestó: "No, mi barco está lleno con muchos tesoros de oro y plata, no hay sitio para ti." Acabando de hablar la prosperidad se alejó navegando en su barco.
No pasó mucho tiempo cuando el amor vio a la vanidad llegar hasta lo orilla pilotando un hermoso barquito. El amor se dirigió a él requiriendo una vez más: "Señora vanidad, ¡ayúdeme!". La vanidad sin ni siquiera pararse a pensar le rechazó: "Amor, lo siento, no te puedo ayudar. Tienes el cuerpo todo empapado, vas a ensuciar mi hermoso barquito". Dicho lo cual también partió.
Pasó otra vez un poco de tiempo. La tristeza y la alegría, uno tras otro, también se acercaron navegando a la orilla. Primero el amor imploró a la tristeza: "¡Ah tristeza, déjame abandonar esta isla contigo!". La tristeza le respondió llorando: "Yo estoy realmente muy triste. Deseo quedarme en silencio solo un rato. Lo siento, ve a pedirle a la alegría ayuda".
La alegría pasó navegando pero estaba demasiada contenta y, ¿quién lo diría? ni escuchó los gritos y súplicas del amor.
Cuando el amor ya desesperaba por no haber conseguido ayuda, de repente escuchó una llamada cariñosa: ¡Ven aquí, amor, deja que nos acerquemos a ayudarte a abandonar esta pequeña isla a punto de hundirse!". El amor se sintió muy extrañado. Le extrañó lo canoso y viejo que era quien le había hablado. Corriendo se subió a bordo del barco de madera del anciano. Cuando el barco atracó en otra costa, el anciano sigilosamente se fue.
Después de que el amor desembarcara, se llegó caminando hasta él un viejo leyendo un libro. El amor le preguntó: "Por favor, ¿quién es usted?". El viejo que leía respondió con amabilidad: "Yo soy el viejo conocimiento". El amor volvió a preguntar: "¿Ese anciano que me ha ayudado quién era?".
El conocimiento dijo: "¡Ah, era el vetusto tiempo!". "¿Ese viejo el tiempo?". Preguntó el amor sorprendido. "¿Por qué caramba me habría de ayudar el tiempo?".
Sonriendo respondió el conocimiento: "Porque sólo el tiempo comprende cuánto vales tú, amor". FIN.
__________________________________________________________________________(1) El texto dice 感情 (gǎn qíng, sentimientos y emociones) lo que no cuadra bien con nuestro concepto de conocimiento y, como se verá más adelante, de tiempo. El tiempo, desde un punto de vista físico, es una entidad objetiva y, por lo tanto, independiente de nuestra psique. Pero ese tiempo no es el que normalmente tenemos presente. Todos sabemos cuán subjetivo es nuestra percepción del tiempo. Un retraso de varios segundos en la respuesta de tu ordenador se hace insoportable y sin embargo en la vida veinte años son nada.
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